lunes, 28 de marzo de 2011

Yo me pongo la camiseta - Jueves 24/03

Yo me pongo la camiseta

Desde el retorno de la democracia en 1983 la Plaza de Mayo se convirtió en el principal espacio donde cada 24 de marzo nos convoca una sola consigna: Nunca Más. Y ahí estamos, sin importar la ideología, año tras año todavía se sigue sintiendo el corte de las heridas abiertas que dejó el paso de la historia, de esa historia que el país no puede ni debe cerrar, por estar atada a un pasado que pesa. Todavía pesa mucho, pero de a poco se hace justicia.
Como un legado de los ideales vigentes, para algunos también basado en la experiencia, los recuerdos de la violencia y la angustia de la impotencia se transmitieron entre las generaciones y se hizo carne en el individualismo en el que nos sumergimos como sociedad hasta 2003.
Y ahí estamos otra vez los cumpas que, después de tanto tiempo –para algunos toda una vida-, nos encontramos en La Cámpora y marchamos identificados con un modelo, con un proyecto que, allá por 2003, por primera vez tomó la decisión política de hacer causa de estado la defensa de los derechos humanos y la recuperación de la memoria.
En una especie de ritual, que comienza el jueves a las 13.30 horas, los compañeros llegamos a la “casita azul” de Uriarte, donde ya desde la puerta se escucha el repicar de unas tumbadoras y bombos, que al compás de un toc toc imprimen de ritmo el momento. Diego y Pame insisten una y otra vez con la música, mientras Mechi ceba mate y el resto charla sobre el acto de Argentino Juniors, hasta que llega Nico. A los padres de Nico les dijeron que iba a ser cura o militar, porque él carga con la marca de haber nacido –después- un 24 de marzo, pero ahí está, no sólo es músico sino que además es cumpa. Y cuando llega, a coro empieza a sonar el “feliz cumpleaños” con el compás de la marchita.
Un rato más tarde, banderas en mano, los compañeros nos tomamos el subte. El trajinar monótono del vagón se interrumpe por unos minutos, cuando un artista empieza a hacer sonar “I am waiting for your love” y de inmediato el Oso canta “los soldados de Peróoon”. Vicky empieza a sacar fotos, el Francés y Juli se ríen y Magda y la China están emocionadas, mientras todos cantamos y algunos pasajeros aplauden. Un hombre de lentes sonríe con la mirada puesta en algún recuerdo de antaño, mientras un chico silba, una chica tímidamente aplaude y así se van sumando. Otra vez somos muchos, otra vez somos más.
Próxima estación: Scalabrini Ortiz. Una mujer canosa de lentes sube con nosotros. Una mujer que pese a los años tiene la fuerza y el ímpetu de los 20, que mira a la juventud con entusiasmo, una mujer que lucha por los 30.000 desaparecidos desde hace años. Es “Lita” Boitano, representante de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, que también va a la plaza y se une a la pequeña fiesta.
Las canciones siguen sonando y cuando el músico se baja, ahora sí es momento de hacer ruido y mostrar quiénes somos, con orgullo, con alegría y reivindicando. “Resistimos los 90 / volvimos en 2003 / junto a Néstor y Cristina / la gloriosa JP…”. De repente no sólo los cumpas cantan. De nuevo somos más.


La llegada a la esquina de la 9 de Julio y la avenida de Mayo es impactante. Decenas y decenas de banderas de La Cámpora, una bandera gigante con Néstor y Cristina, una banda de música que interpreta todo el cancionero, un corazón rojo, compañeros de todas las edades, el Nestornauta de dos metros… La espera se hace larga y hace calor, pero en ningún momento se deja de cantar, todos agitamos y saltamos, todos tenemos puesta la camiseta, más que nunca y como siempre.
Entonces empiezan a desfilar distintos organismos de derechos humanos, algunos partidos políticos, los estudiantes secundarios y La Cámpora. La columna avanza sobre la avenida mientras en las veredas la gente aplaude, y la euforia, la cara de alegría, los abrazos y el compañerismo de los cumpas que con pequeños gestos se cuidan se nota en cada imagen. Es que si algo tiene el movimiento es que realmente se siente lo que significa ser un compañero.
Entonces llegamos al perímetro de la plaza. Detrás de la enorme bandera irrumpe en el acto el “Vamos Cristina / La Cámpora va al frente / que a vos te banca /toda la gente…” y la marchita. En el escenario está Tati Almeyda, esa madraza que habla desde las vísceras a puro corazón:  “Néstor no está, pero se sembró en los miles y miles que nos sumamos “. Y concluye sus palabras abrazadoras  con la reafirmación definitiva de que los 30 mil compañeros detenidos y desaparecidos estarán presentes ahora y siempre, más que nunca en la multiplicación de voces de un coro cada vez más multitudinario y popular.
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La Cámpora Palermo











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