jueves, 31 de enero de 2013

Taller de Radio para jóvenes mayores: replicar la voz en Palermo


La timidez de cruzar la puerta y realizar el primer contacto, se disipó como una estrella fugaz en el firmamento. La mirada, el saludo, la sonrisa entre los jubilados y los jóvenes fueron naturalmente recibidos en ese primer instante de acercamiento y calidez que encontraron el uno y el otro. Acercarse luego a compartir la mesa, como amigos de la vida, fue el simple gesto que enmarcó el encuentro de la primera clase de Radio.

En un trabajo transversal entre la Mesa de Jóvenes Mayores y la Mesa de Comunicación, de sus responsables, Franco Vitti y Matias Dousdebes, y de los compañeros y compañeras de La Cámpora Palermo, con conocimientos sobre producción de Radio y TV y en Ciencias de la Comunicación, el lunes 28 de enero, comenzó el Taller de Radio en el Centro de Jubilados y Pensionados “La Edad de Oro”.

El taller busca acercar las herramientas necesarias para que ellos participen de esta experiencia, no solo como simples oyentes, sino como actores principales, entendiendo la importancia que tienen en la sociedad y como memoria viva del barrio.

A través de esta práctica transformadora el fin de taller es que los participantes realicen un programa de radio propio, donde compartan lo que piensan y sienten, donde comuniquen un mensaje desde su propia voz.

Por tanto, desde la magia de la radio, la mística de replicar la voz y hacerse oír, los vecinos del barrio se acercaron, tanto y más entusiasmados que los propios compañeros por comenzar esta aventura de adentrase en la práctica y la teoría de este medio de comunicación.

Después de la presentación de cada uno de los participantes, que expresaron su interés de hacer y compartir muchas cosas de las que piensan y sienten, tomaron la posta para contarse qué esperan de este taller, y en el repaso de la historia de este medio, también viajaron en su propia historia, a su infancia y sus experiencias con la radio.

 Poder realizar este tipo de actividades, que integran a los vecinos en un objetivo en común y que los conecta con sus expresiones y sentimientos representa una experiencia para replicar. Porque los jubilados demuestran que están llenos de vida y ansiosos de hacer y ser en lo que hacen. Sencillamente “viejos son los trapos”, y por suerte todavía tienen mucho para enseñar y sobre todo ganas de aprender. La experiencia que nos legan es invaluable y sin la transmisión oral se podría perder en el tiempo. Más que nunca ellos son el ejemplo de que  “las ganas no tienen edad”.




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