viernes, 8 de febrero de 2013

Taller de Huerta: sembrar y hacer crecer la participación y solidaridad



Una semilla lleva dentro de sí todas sus potencialidades, late en su interior la esencia de lo que puede ser y brindar, guarda como un tesoro lo que con respeto, cuidado y amor nacerá. Llevado este ejemplo de la naturaleza a la vida, también en cada uno está viva la semilla de todo lo que se puede crear y resignificar a partir del trabajo colectivo y las ganas de hacer.

Desde esta propuesta, en el Centro de Jubilados y Pensionados “La Edad de Oro” comenzó el Taller de Huerta en espacios reducidos para los Jóvenes Mayores y para todos aquellos que les interese formar parte, pensado desde los compañeros de La Cámpora Palermo y la Mesa de Jóvenes Mayores, con su responsable Franco Vitti y con el asesoramiento de agrónomos del Plan Pro Huerta.

Este programa apunta a promover el acceso a una alimentación saludable y autosustentable, mediante la asistencia técnica, capacitación, acompañamiento y provisión de insumos biológicos para la producción de huertas que posibiliten el autoconsumo a nivel familiar, escolar, comunitario e institucional.

La Cámpora Palermo lleva al barrio esta práctica que, a través del taller, busca que sus participantes experimenten el contacto con la naturaleza, generen bienestar en las personas y en ellos mismos, además de lograr un ahorro en el consumo de bienes alimenticios y compartir una actividad en unión y organización.

La primera clase se basó en la planificación de lo que prontamente, con esfuerzo y corazón, convertirá a la terraza del Centro de Jubilados en un espacio vivo de encuentro y participación de los concurrentes al taller. Los compañeros y compañeras de la mesa comentaron con los presentes las etapas para llevar adelante la huerta, desde los materiales, las semillas, y la preparación de un compost, como base de toda huerta.

Desde el comienzo los concurrentes expresaron ideas y sugerencias e intercambiaron experiencias propias hechas en sus casas, luego conocieron la terraza donde funcionará la huerta y comentaron todas las hortalizas, verduras y hierbas que se podrían plantar y donde colocarlas. En definitiva proyectaron la potencialidad de este espacio, del que de a poco irán convirtiendo, desde sus ganas de aprender e inventar, en su propio espacio de siembra y cosecha.

Este primer encuentro sembró la semilla de un objetivo colectivo. Una pequeña huerta puede comenzar en una maceta, en un balcón, en una terraza, como el caso del Taller, e incluso expandirse a las plazas del barrio. Con las ganas de todos y el esfuerzo en mejorar la vida de las personas, todo es posible.



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